NEPAL
Del tibetano Niyampal (HolyLand)
Del sánscrito Nipalaya (At the foot of the Himalaya mountain)
República multi-étnica de caracter hinduísta hasta 2008, en el que se convirtió en estado secular.
Población: 28.287.147 habitantes
(80,6% hinduistas, 10,7% budistas, 4,2% musulmanes y 3,5% otros)
Abierto a la democracia en 1990, en diciembre de 2007 Nepal abolió la monarquía. Derivas absolutistas del último rey Gyanendra y las sospechas de su implicación en el magnicidio de la casa real nepalesa en 2001, acabaron con el respeto que el pueblo tenía a su anterior rey. Su abdicación y las posteriores elecciones democráticas pusieron fin a una cruenta guerra civil de 10 años entre el gobierno monárquico y los rebeldes maoístas.
En 2007 aterrizo en Kathmandu después de media vida escalando y encuadrando montañas. Buscaba lo más alto (Everest) y encontré una variedad y calidad de paisajes físicos y humanos tan amplia y fascinante, que modificó para siempre mi mirada hacia el mundo.
En Kathmandu, la auténtica capital del Himalaya, se percibe con el paso de los años una tímida apertura de costumbres liderada por una joven generación que ha accedido a una mejor educación. Va acompañada de una ligera mejora en las condiciones de vida. El terremoto de 2015 paralizó esta tendencia. La mayoría de la población sigue viviendo en el medio rural en el que el acceso a estas mejoras es muy lento o inexistente. Este aislamiento está más acentuado en los pueblos del Himalaya.
Llevado por mi pasión por las montañas la zona elegida fue la que forman los valles de Gokyo y Khumbu, un territorio amable y humanizado en las fértiles zonas bajas, pero en el que conforme vamos ascendiendo descubrimos el más salvaje e inhóspito Himalaya.
La constante afluencia de turismo desde los años 60 ha alterado sustancialmente los modos de vida de los habitantes de esta región y su relación con el medio natural. Por el contrario, ha traido mejoras en las todavía muy duras condiciones de vida de estas resistentes y entrañables gentes; en las que la espiritualidad impregna sus acciones. A pesar de los inconvenientes de la masificación y la pérdida de individualidad de los núcleos sociales, recorrer estos grandes espacios y compartir con los divertidos sherpas es una de las más fascinantes experiencias que el Himalaya nos puede regalar.