Looking for the highest mountains; finding spiritual himalayan people.
Hace 100 millones de años el Himalaya era un mar que se iba estrechando por el empuje del subcontinente Indio. Esta presión levantó el HIMALAYA: La gran Flor de Loto surgida de las aguas, de la mitología budista e hinduista.
En la cordillera confluyen realidades físicas, culturales y espirituales que la convierten en un mito para toda la humanidad. La montaña es un símbolo universal del eje del mundo, donde se unen cielo y tierra. Es una fuente de diversidad, de vida y de sabiduría, y ha atraído al ser humano en la búsqueda del sentido de la existencia.
Son muchos los tesoros que esconde en su interior, pero el más valioso son sus pobladores. El Himalaya es una encrucijada de caminos, punto de encuentro entre los pueblos que conformaron un mosaico de etnias y culturas en las que la sencillez de sus vidas y la cooperación entre ellos han hecho posible la subsistencia en un medio tan hostil.
Viajeros de toda condición nos aventuramos por sus laderas buscando sus fascinantes escenarios; pero quedamos marcados por la humanidad y la espiritualidad de los habitantes de esta cordillera, lugar de peregrinación a algunas de las montañas más sagradas del planeta.
La curiosidad que despertó en mí el primer contacto con el “Himalaya”, me ha llevado a visitar anualmente sus antiguos reinos, con la sosegada mirada que proporciona caminar; y acceder a algunos de los lugares más remotos y a sus habitantes.
Han sido siete años recorriendo rutas milenarias, buscando santuarios de naturaleza intacta y comunidades de culturas ancestrales.
El proyecto pretende ser un amplio recorrido fotográfico por los grandiosos paisajes y entrañables moradores de este salvaje y espiritual territorio del planeta.